Es un tiempo de mucho ajetreo este que me ha tocado vivir. Estoy lleno de cosas en la cabeza, metas, proyectos, responsabilidades, cabezazos contra la pared, autozancadillas, cansancio, poca paz, idas y vueltas, abandonos y poco tiempo; vuelvo a escribir en mi pizarra de vida, en mi templo de ideas, en mi espacio de paz absoluta.
De verdad que ha sido un tiempo difícil, no porque haya tenido dificultades, sino, porque una de las facetas de mi vida se ha comido sin asco ninguno al resto, arrastrando todas las dificultades empíricas que eso siempre conlleva.
A mi me gustan mucho los equilibrios y siempre hago barreras entre cada faceta de mi vida, pero esta vez ha sido un poquito mucho, pero siento que ya se está controlando, que ya se está volviendo la marea a su curso (y no me lo informó la Onemi ni el SHOA).
Estaba escuchando un disco nuevo que me trajeron del país de la argenta y está repiola. Se llama Aznar/Leblón Volumen 2 (gracias al dealer de turno que esta vez fue el bueno, que está de terror ultimamente; lo pérdimos, se transformó en un Krüeger recargado, es cosa de leer sus múltiples, si MULTIPLES blog de reclamos, esta a la altura de la Maldonado) y es un disco muy dulce de oir, muy melódico, muy emocional (si está claro que estos niños no bailan). Por el momento, no puedo decir nada mas, porque no le he puesto oreja, solo lo escuché.
Otoño nuevamente y me encanta. Cada año que pasa, como que me gustan más las estaciones intermedias en vez de las definitivas, pero ahora mi fetiche es el otoño, con sus hojas color caqui o rojo o verde muerto o asi, de cualquier color.
Espero poder montar en bici este fin de semana, si alguien se anima, creo que el viernes es buen día.
Se me cuidan.
PD: Extrañaba escribir...