sábado, 2 de mayo de 2009

Perder

Siempre he pensado que para aprender lo mejor es perder. Claro, dentro de una sociedad que se apasiona por ganar y que todos los triunfos los mira en menos, perder es un pecado capital, sin embargo, es una de estas actitudes sociales las que hacen que en el éxito no se aprenda mucho, la contrario de lo que pasa en la adversidad, en la derrota.

Es claro que este post tiene como motivación la semana que se ha vivido en Colo-Colo y principalmente las semanas que se han vivido. Es que el fútbol no deja de ser un simil de la vida, un espejo donde se puede ver reflejada la sociedad, para bien o para mal. Podemos observar que en el último tiempo ha sido la soberbia la que llevo a este camino y es claro, muchos triunfos hacen que inevitablemente, uno se sienta invulnerable, magnifico, grandioso, con el poder de lo divino en la tierra. El plantel, el equipo, en especial los que mas fueron arquitectos de los triunfos, se sintieron superiores al mismo club, al mismo emblema que representaban y claro, como ha sido en la historia del universo, todos los imperios caen y fuerte, de una u otra forma por la mano del hombre que se creyó superior a los cuáles debía servir y peor aun, ultranecesario.

En definitiva, las lecciones del hombre se han dado en el fracaso, “echando a perder se aprende” dice el dicho popular, que no es otra cosa que perder. Uno pierde a menudo, mas de lo que recuerda, pero es parte de la evolución. Sólo los estúpidos no aprenden de las cosas malaas que les pasan y peor aun, culpan a lo divino de su mala suerte, pobres estupidos.

El desastre da paso a la reconstrucción y por lo general, de forma mejor y no repitiendo los errores que se cometieron. Claro, la imperfección nos acompaña por siempre y si no se cometen los mismo errores, habrán otras actitudes negativas que acercaran a la entropía, es lo que se llama “Naturaleza Humana”, para mi, aprender.

No son necesarios los cuentos de hadas entre gente adulta, perder no es malo, es necesario y en la adversidad, todo se ve mas claro y lo importante resalta.

Se me cuidan, abrazos y byes por doquier.

PD: No es la última ni la primera vez que me voy del estadio con ganas de quemarlo, ni tampoco es la primera ni la última vez que el equipo juega mal. Yo seguí las campañas del 87 y 88. La del 94, 95 y 96. Yo seguí al equipo en el 2000, 2001, donde realmente no jugaba a nadie. Yo llegué a apoyar al Carucha que era nuestra última esperanza. Yo vibré con Zamorano de vuelta, yo lloré en el 4-0 de Calama. Nada de esto es nuevo, es mas, es normal. No crean que el Colo empezó en el 2006, no es así.

No hay comentarios.: